Adherirse a las guías ayuda a reducir las lesiones en el deporte de Élite. En niños hay que adaptar el ejercicio a la edad y a la disciplina.
Conseguir títulos, mejores marcas, goles, estar en lo más alto del ranking… Son las metas que se marcan en el deporte de Élite y que abocan a los deportistas a exigencias físicas que pueden poner en riesgo su salud. No obstante, los traumatólogos del deporte dicen que el deporte de Élite está profesionalizado y los equipos multidisciplinares están volcados en el cuidado de los atletas.
La tendencia es conseguir una prevención eficaz, lo que implica un entrenamiento protocolizado de principio a fin, según Juan José García Cota, director del servicio médico del Celta de Vigo, que ha presidido el congreso celebrado en Pontevedra por la Sociedad Española de Traumatología del Deporte (Setrade). “Una de las cosas que hemos aprendido es que cuanto mejor protocolizado y controlado está el entrenamiento, el deportista tiene menos riesgo de lesionarse”. Se individualizan los programas de prevención en función de las características y antecedentes del atleta. La dificultad radica en convencerle de la adherencia a los protocolos: “A veces no se da cuenta de la importancia que tiene hasta que llega la lesión”.
Que la vuelta del deportista a la competición tras una lesión se produzca en el momento adecuado es otro de los retos en Traumatología del Deporte. La presión ambiental es enorme. “La clave es valorar los criterios clínicos por encima de todo, que son los que dan la pauta, y abstraernos del entorno”. No obstante, el médico también tiene en cuenta las sensaciones del atleta y, si están sesgadas por el deseo de volver a competir, que pueden llevar a engaño, produciéndose después una recaída: “El mayor riesgo de recaída es que la lesión previa no esté bien curada”. Por ello, Setrade aboga por estandarizar los criterios sobre la vuelta a la competición.
Un grupo español liderado por Tomás Fernández Jaen, jefe de la Unidad de Traumatología del Deporte de la Clínica Cemtro, publicó el año pasado en Orthopaedic Journal of Sports Medicine un protocolo sobre la recuperación de la actividad tras la lesión muscular, que básicamente consiste en que haya ausencia de dolor en el punto de la lesión, completa movilidad y elasticidad muscular y la recuperación de al menos un 85 por ciento de la fuerza. Sin embargo, Cota cree necesario dar un paso más y particularizar por zonas anatómicas.
Popularización del ejercicio
El deporte no es sólo cosa de unos pocos. Ha calado en la sociedad la idea de que el ejercicio físico beneficia la salud y que, además, es fuente de satisfacción personal y diversión. Desde Setrade no se cuestiona esta realidad pero se alerta sobre la escasa prevención. La consecuencia es que ha aumentado la incidencia de lesiones. Llama la atención la frecuencia con la que se producen lesiones graves en niños, como las de ligamento cruzado anterior. También hay algunas patologías, sobre todo cardiacas, que pueden dar la cara sin medidas preventivas.
“El reconocimiento médico previo ha de hacerse por sistema antes de cualquier tipo de actividad deportiva”. Lo ideal sería realizar un electrocardiograma en reposo, un ecocardiograma y una prueba de esfuerzo, “pero lo mínimo es una evaluación por un especialista del deporte y un electrocardiograma”.
Cota aboga por la formación de las personas que entrenan a niños porque su adiestramiento no se adapta a la edad y la carga es excesiva en muchas ocasiones: “Un niño no es un adulto en pequeño y no puede entrenar como tal”. Por ello aconseja evitar el trabajo de fuerza y adecuar a la edad la mecánica del entrenamiento y los elementos de la práctica deportiva.