La menopausia comprende el periodo de transición entre la etapa reproductiva y la no reproductiva de la mujer. Se caracteriza por el cese de la actividad ovárica y por consiguiente, de la menstruación. Este proceso suele producirse de forma natural entre los 45 y los 55 años.
Hay que tener en cuenta que la menopausia es una transición compleja en la que intervienen no solo factores biológicos, sino también aspectos psicológicos y culturales. Es decir, que no se trata de una cuestión meramente física, sino que puede afectar a la calidad de vida de la mujer en todas sus dimensiones.
Sí es cierto, que el proceso suele venir acompañado de desórdenes hormonales que pueden producir síntomas como sofocos, osteoporosis, sequedad vaginal, dolor a las relaciones sexuales y ciclos irregulares o sangrados abundantes durante lo que denominamos la peri-menopausia. No obstante, pueden aparecer otros síntomas muy relacionados con la esfera psíquica como son irritabilidad, cambios de humor, ansiedad, falta de libido e insomnio.
Esto significa que, cuando una mujer acude a consulta con síntomas relacionados con la menopausia, la solución del problema no está únicamente en darle fármacos para regular sus hormonas, sino que el trabajo debe ser conjunto entre distintos profesionales (ginecólogo, fisioterapeuta y matrona) para mejorar todos los problemas que derivan de esta situación.
¿Cómo puede ayudarte la fisioterapia de suelo pélvico?
La disminución de los niveles hormonales (en especial de estrógenos) repercute en el tono, la fuerza, la elasticidad y la irrigación de los tejidos. Por eso, es muy frecuente que aunque la mujer no haya tenido problemas de suelo pélvico previamente, durante la menopausia empiecen a aparecer distintas disfunciones como pérdidas de orina, prolapsos, falta de lubricación, dificultad para llegar al orgasmo o dolor a las relaciones sexuales.
Aunque socialmente está muy normalizado el hecho de que al llegar la menopausia el cuerpo de la mujer experimente un gran declive, no hay que conformarse con lo que culturalmente nos han enseñado y menos cuando hay herramientas fáciles de usar para mejorar la salud.
La fisioterapia ginecológica trata todos estos síntomas de una forma no invasiva. Mediante técnicas de terapia manual, estiramientos y aparatología especializada mejora el aporte sanguíneo y descongestiona la pelvis para eliminar o mejorar los dolores y la sequedad vaginal.
Además, en manos del especialista adecuado (fisioterapeuta de suelo pélvico), se trabajan ejercicios específicos y personalizados para reforzar el suelo pélvico, el abdomen y toda la zona lumbo-pélvica de la forma más eficaz posible.
Por otro lado, la actividad física bien pautada es una herramienta indispensable para mejorar la calidad de vida de la mujer. No solo porque mejora la salud del periné, sino porque además:
- Ayuda a mantener un buen peso corporal
- Disminuye la grasa visceral
- Disminuye el riesgo de osteoporosis
- Reduce los síntomas de depresión y ansiedad
- Ayuda a controlar sofocos leves
No obstante, lo más importante es que el ejercicio esté pautado por un profesional de la salud y adaptado a las necesidades y capacidades de cada mujer. Se debe controlar la correcta ejecución de los ejercicios en cuanto a técnica, intensidad, frecuencia y manejo de la respiración.