Los buenos datos de la terapia cognitivo-conductual para abordar la depresión y la ansiedad en la atención primaria invitan a plantear el facilitar su acceso en los centros de salud.
El tratamiento psicológico consigue una tasa de recuperación del 70 por ciento en el abordaje de la ansiedad, la depresión y los procesos de somatización, frente al 20 o 25 por ciento que se obtiene con el abordaje estándar mediante psicofármacos, unos datos llamativos que llevan a los expertos a plantear la necesidad de facilitar el acceso a este tipo de terapia en los centros de salud.
Es una de las conclusiones fundamentales del ensayo clínico PsicAP, impulsado por el Consejo General de la Psicología de España, para evaluar el tratamiento psicológico de los trastornos emocionales en Atención Primaria. Es un estudio aleatorio multicéntrico en cuyo desarrollo han sido incluidos 1.230 pacientes, de los cuales 400 han finalizado ya su fase de tratamiento. En total han sido 28 los centros de salud participantes de diez comunidades autónomas.
Los primeros resultados de este ensayo han sido presentados en el III Congreso Nacional de psicología, celebrado en Oviedo, con la participación de unos 1.500 profesionales.
Siguientes pasos
Antonio Cano Vindel, catedrático de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y director de dicho estudio, ha explicado que una vez finalizada la primera parte del ensayo y demostrada la utilidad de la terapia cognitivo-conductual en el abordaje de los desórdenes emocionales en los centros de salud, el siguiente paso ser· evaluar su coste-efectividad y su coste-utilidad.
Datos europeos revelaron que un 40% de pacientes con ansiedad, depresión o somatización no siguen ningún tipo de terapia, y el resto reciben fármacos
La puesta en marcha de este ensayo se justifica por los resultados de otro estudio europeo previo sobre los trastornos mentales, seg˙n el cual, el 40 por ciento de los pacientes con ansiedad, depresión o trastorno de somatización de algún tipo no siguen ningún tipo de tratamiento y prácticamente el 60 por ciento de quienes están recibiendo terapia están siendo tratados con fármacos, “algunos durante muchos años, incluso en el caso de quienes toman benzodiacepinas, cuya pauta no debiera ir más allá de dos o tres semanas. Y sólo el 0,9 por ciento reciben tratamiento psicológico sin fármacos”.
Para Antonio Cano resulta llamativo que “el tratamiento psicológico es el que menos se aplica a pesar de que es el que dispone de más evidencias científicas sobre su utilidad”.
En el desarrollo del estudio PsicAP se comparó la eficacia del tratamiento estándar con fármacos con el tratamiento psicológico, en concreto, siete sesiones de terapia cognitivo-conductual programadas a lo largo de tres o cuatro meses. “Las sesiones son grupales y tras dos primeras de carácter más informativo las siguientes están centradas en el aprendizaje de estrategias de relación, reinterpretación de los problemas, cambios en los hábitos de vida y prevención de recaídas”.
Los resultados obtenidos muestran que síntomas como pérdida de interés y de actividad, insomnio, sensación de fracaso, cambios en el peso corporal o pérdida del deseo sexual, en el caso de la depresión, y preocupación, exceso de actividad fisiológica, problemas de memoria o concentración y malestar somático, en el caso de la ansiedad, “mejoran en un 70 por ciento de los casos hasta la recuperación con terapia psicológica, frente al 20 o 25 por ciento de quienes siguieron el tratamiento estándar”. Otro dato importante es que, incluso entre quienes alcanzan la recuperación, a los 12 meses los síntomas residuales siguen mejorando, una vez finalizado el tratamiento psicológico. Entre quienes alcanzan la recuperación, al aÒo, una vez finalizado el tratamiento psicológico, mejoran los síntomas residuales
De los resultados del estudio se concluye la conveniencia de contar con psicólogos integrados en los Equipos de Atención Primaria porque los médicos de primaria “no tenemos ni el tiempo ni la formación para llevar a cabo este abordaje”, seg˙n explica Paloma Ruiz, médico de Atención Primaria en el centro de salud Castilla La Nueva, de Madrid, e investigadora del estudio, teniendo en cuenta además la elevada prevalencia de los trastornos emocionales.
Hiperfrecuentación
Así, un 49,2 por ciento de quienes consultan en un centro de salud presentan ansiedad, depresión o procesos de somatización. Tanto Ruiz como Cano coinciden en destacar además la falta de eficacia que se consigue con los tratamientos habituales, la elevada medicación a la que se someten este tipo de pacientes y la también elevada hiperfrecuentación de los centros “por estos pacientes que acuden a su médico una y otra vez porque no ven resuelto su problema y cada poco tienen que enfrentarse a un síntoma nuevo”.
El coste de la depresión, la ansiedad y las somatizaciones en España se cifra en unos 23.000 millones de euros anuales, lo que representa un 2,2 por ciento del PIB. Más del 50 por ciento de este coste está relacionado con la discapacidad que producen este tipo de trastornos.