El dolor de garganta es un problema frecuente durante todo el año, pero sobre todo en los meses más fríos del invierno.
Si, en efecto, su origen es viral, no están indicados los antibióticos; el tratamiento es sintomático y consiste en analgésicos (paracetamol, ibuprofeno, ácido acetilsalicílico…) complementados con un antiséptico bucofaríngeo. Estos preparados bucofaríngeos pueden encontrarse en las farmacias en formas variadas (comprimidos, tabletas y pastillas para chupar, sprays, soluciones para gargarismos), opciones diversas que se adaptan a las necesidades y gustos personales de cada usuario.
En lo que respecta a la laringe, es la parte del aparato respiratorio que alberga a las cuerdas vocales. Cuando se inflama, da paso a la laringitis, un proceso generalmente leve caracterizado por la ronquera o pérdida de voz, tos de perro o tos seca, en ocasiones puede derivar en fiebre, malestar general, náuseas y vómitos e incluso sensación de falta de aire (disnea), además del consabido dolor de garganta.
La faringitis es la inflamación aguda de la faringe. Suelen tener un origen viral, pero las causadas por infecciones bacterianas son también frecuentes. Al encontrarse en permanente contacto con el exterior, la faringe no es un medio estéril. Una gran cantidad de microorganismos viven de forma permanente en ella. El sistema inmunitario trabaja para que estos microorganismos se mantengan controlados, pero la disminución de las defensas del organismo puede favorecer la proliferación de alguno de estos gérmenes que se comportan como patógenos oportunistas.
Los síntomas son similares en las faringitis víricas y en las bacterianas, aunque suelen ser más acusados en las segundas. Incluyen dolor de garganta y molestias al tragar, fiebre ligera e inflamación de los ganglios linfáticos del cuello.
La amigdalitis es una inflamación de las amígdalas generalmente causada por una infección estreptocócica o, con menos frecuencia, vírica. Los síntomas más frecuentes son: malestar general acusado, dolor de garganta (que puede irradiar hacia el oído), fiebre (que puede llegar a ser alta sobre todo en niños pequeños), dolor de cabeza, adenopatías e incluso vómitos.