José Ramón Barral, especialista en Medicina Deportiva del Policlínico HM Matogrande, en La Coruña, aconseja “certificar una correcta idoneidad para la práctica deportiva” antes de practicar el ciclismo de competición.
El ciclismo es un deporte apto para la gran mayoría de la población, sin embargo, hay que tener en cuenta algunas consideraciones antes de practicarlo. Se trata de una actividad aeróbica muy recomendable ya que se puede realizar desde una intensidad baja hasta altísimos niveles en función de los objetivos y de la capacidad de cada persona. Sólo se podría hablar de limitaciones para la práctica de este deporte cuando existen trastornos del equilibrio o de falta de capacidad para conducir sin riesgo.
Tanto para niños como para adultos, las principales precauciones son las ligadas a la seguridad: el buen dominio de la bicicleta, el cumplimiento de las normas del Código de Circulación, la elección de carreteras con poco tráfico y arcenes adecuados. Para aquellos que están pensando en la bicicleta de montaña, se recomienda elegir rutas adecuadas al nivel físico y técnico. En cuanto a la práctica de Freestyle, son fundamentales las protecciones y el aprendizaje con monitores bien formados.
Además de estas precauciones generales, tanto en los adultos como en los niños que usan la bicicleta a nivel de competición es preciso descartar la presencia de patologías ocultas que pueden significar un riesgo en situaciones de elevada exigencia. Así lo indica José Ramón Barral, especialista en Medicina Deportiva del Policlínico HM Matogrande, en A Coruña. Así, entre las lesiones más frecuentes derivadas de la práctica intensa del ciclismo estarían las lesiones agudas debidas a caídas y accidentes que pueden afectar a cualquier parte la anatomía.
Por otra lado, están las lesiones microtraumáticas o por sobreuso. Se considera como tal pedalear dos horas a 90 pedaladas por minuto, es decir, dando unas 10.800 pedaladas. El principal problema con esta frecuencia es que cualquier defecto en el pedaleo producir· lesiones. Las más frecuentes afectan a la rótula, al tendón rotuliano, a los tendones de la pata de ganso, a la columna lumbar, a la patología del túnel carpiano y a la compresión del nervio pudendo. La mayoría de estas lesiones pueden estar provocadas por una mala adaptación a la bicicleta.
Es por ello que, si se está· pensando en alcanzar un nivel de competición son necesarios controles médicos. Según Barral, “más allá· de las exigencias de cada federación para la emisión de una licencia federativa, es necesaria una buena historia clínica, una evaluación básica del aparato locomotor, una exploración por órganos y sistemas y, finalmente, una profunda exploración cardiorrespiratoria, tanto en reposo como en esfuerzo, a fin de certificar una correcta idoneidad para la pr·ctica deportiva”.
En los ˙últimos años, se han puesto muy de moda los retos deportivos extremos. El ciclismo no es una excepción y cada vez hay más carreras de gran fondo o ultrafondo. Para el Barral, “se ha perdido el respeto a las actividades deportivas de carácter agónico y muchas personas se plantean la participación en pruebas y retos deportivos de elevada exigencia en muchos casos con mucha voluntad pero con un escaso historial de entrenamiento deportivo”.