El suelo pélvico o periné, es el conjunto de músculos y membranas que cierran la parte inferior del abdomen, comportándose como una hamaca flexible de apoyo para la vejiga, el aparato genital interno (vagina y útero) y el recto.
La patología asociada al suelo pélvico deriva de los órganos que sostiene (recto, vagina-útero y vejiga), en la medida que la debilidad o disfunción de éstos músculos del suelo pélvico ocasiona una mala posición de los órganos mencionados, ocasionando su descenso (prolapso) y puede alterarse la continencia urinaria y/o fecal.
La disfunción del suelo pélvico, que incluye principalmente la incontinencia urinaria, la incontinencia fecal y el prolapso uterino, afecta al menos a un tercio de las mujeres adultas.
Prolapsos genitales
Debido al debilitamiento de las estructuras de sostén del suelo pélvico, la vejiga, el útero (o en su caso la cúpula vaginal en las mujeres operadas) y el recto pueden protuir a través de la vagina ocasionando molestias como: sensación de peso, aparición de “bultos” que asoman por vagina, dolor con en las relaciones sexuales y erosiones en la mucosa vaginal expuesta.
Incontinencia urinaria
Es un problema de salud con importantes consecuencias de carácter social y psicológico. Un porcentaje importante de las mujeres adultas se ven afectadas, y si se deja evolucionar, empeora la calidad de vida de forma importante, reduciendo la actividad física para evitar las fugas de orina, condicionando su vida social e incluso, desencadenando trastornos como pérdida de seguridad y autoestima, depresión, retraimiento y ansiedad.
Incontinencia fecal
La pérdida involuntaria de gases y/o heces ocurre frecuentemente sobre todo en mujeres multíparas (han tenido varios partos) y con un pico de incidencia en adultos mayores de 65 años.
Aun cuando el tratamiento quirúrgico es el más efectivo se debe tener en cuenta el manejo conservador: tratamiento médico dietético, etc.
Causas que originan la debilidad de la musculatura del suelo pélvico:
·En el embarazo, tanto el peso del útero como el efecto relajador de las hormonas pueden debilitar el suelo pélvico.
·El parto provoca lesiones musculares durante el periodo expulsivo.
·Falta de estrógenos en postmenopáusicas: provocan pérdida de tono y flaccidez de los músculos perineales.
·Intervenciones quirúrgicas sobre el periné.
·Obesidad.
·Estreñimiento.
·Tos crónica del tabaquismo.
Hasta la fecha no se ha identificado ningún factor que permita la identificación de una mujer, con un suelo pélvico aparentemente normal y en la que tras un parto por vía vaginal se pueda desarrollar una disfunción del suelo de la pelvis.
Prevención
En cambio sí están definidas aquellas circunstancias que promueven la disfunción
y sobre las que se pueden desarrollar programas de prevención secundaria:
·El estreñimiento crónico.
·Prácticas deportivas que ocasionan un aumento repetitivo de la presión intraabdominal.
·La obesidad.
·Enfermedades respiratorias crónicas y grandes fumadoras que potencian con
la tos vigorosa el desarrollo de defectos anatómicos.
Rehabilitación del suelo pélvico
Durante el embarazo y el parto los músculos que forman el periné están sometidos a una presión y distensión que hacen que se aflojen.
La labor rehabilitadora de los músculos del suelo pélvico puede ser ejercida de dos formas:
·Preventiva: en aquellas pacientes con factores de riesgo y algún grado de deterioro del suelo pélvico aunque no presenten en la actualidad ninguna sintomatología.
·Terapéutica: de forma aislada en casos de disfunción leve o coadyuvante a una medicación o técnica quirúrgica.
Las técnicas de rehabilitación de los músculos del suelo pélvico tienen como objetivo principal que la mujer tome conciencia de que existen estos músculos y de cómo puede contraerlos. De esta forma conseguirá a través de la contracción voluntaria la hipertrofia, el aumento de tono y la fuerza muscular.
Ejercicios de Kegel
Estos ejercicios consisten en la contracción voluntaria e intermitente de los músculos del suelo pélvico siempre con la vejiga vacía. En los 8 o 12 primeros días después del parto no se sobrecargará la zona que está cicatrizando. A partir de este momento se iniciarán los ejercicios poco a poco haciéndolos coincidir, por ejemplo, con ciertas actividades cotidianas: dar de mamar al niño, la ducha diaria, etc. La matrona podrá dar más información de cómo realizarlos.
En la mayoría de los pacientes mejora de forma significativa el tono de los músculos del suelo pélvico y en consecuencia la funcionalidad de los órganos pélvicos, principalmente vejiga y recto.
El ejercicio de contracción voluntaria debe realizarse alrededor de 15 veces, al menos en 6 momentos del día, durando cada contracción unos 3 segundos.
Un momento característico de realizar el ejercicio es durante la micción, intentando interrumpir varias veces el chorro miccional.