El número de pacientes con artrosis ha crecido considerablemente en los ˙últimos años. La cifra de afectados en todo el mundo ha alcanzado los 242 millones, lo que la convierte en la enfermedad crónica más importante. En el siglo XXI ya no se puede afirmar que es propia de la vejez, ni que es una patología de las articulaciones. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera desde hace algunos años una enfermedad grave. Hay que tener en cuenta que con frecuencia se asocia a otras, como hipertensión, insuficiencia renal o diabetes.
“La definición ha cambiado”, expone Josep Vergés, presidente de la Fundación Internacional de la Artrosis (OAFI), que organizó la semana pasada en Madrid una jornada sobre esta enfermedad como preámbulo del Congreso Europeo de Enfermedades Reumáticas (Eular). “Ahora se dice que afecta al cartílago, al hueso subcondral, a la membrana sinovial y a la musculatura”. Aflige en especial a los mayores, pero el experto puntualiza que no a todos, puesto que “hay un 20 por ciento que no la sufren”.
Es más frecuente en mujeres, sobre todo en la etapa posmenopáusica por el déficit estrogénico. Y hay que añadir un colectivo de creciente importancia y a edades cada vez más tempranas, conformado por los deportistas. Los de alta competición tienen un gran riesgo, pero también quienes practican de forma amateur actividades para las que no están bien preparados. Vergés subraya que el ejercicio es esencial para prevenir la artrosis y mitigar sus efectos, entre otras cosas porque también permite combatir la obesidad, que es uno de los grandes factores de riesgo de esta patología. De hecho, la actividad física moderada es una de las medidas no farmacológicas más recomendables frente al dolor y la incapacidad funcional.
Ahora bien, no todos los deportes son beneficiosos y hay que seguir unas pautas. Vergés comenta cuáles son los más aconsejables: “Andar en llano, el aquagym y la bicicleta estática o sobre terreno llano”. El presidente de OAFI explica que esta fundación ha desarrollado un programa de formación de pacientes expertos en el que se plantean, por ejemplo, ejercicios para reforzar el cuádriceps que mejoran los síntomas de la artrosis de rodilla.
Para los pacientes más jóvenes, que en muchos casos son deportistas de Élite, se han desarrollado intervenciones destinadas a preservar el cartílago. Pedro Guillén, fundador de la Clínica Cemtro, de Madrid, explicó en la jornada organizada por OAFI los beneficios del trasplante de condrocitos autólogos, una técnica que creó en 1996 y que a finales de 2016 recibió la aprobación de la agencia estadounidense del medicamento (FDA).
Guillén es crítico con otras opciones, como el uso de células madre, ya que “el cartílago no se regenera, como tampoco lo hace la piel. Lo único que podemos hacer es tratar las lesiones para evitar la artrosis y, en última instancia, la colocación de prótesis”.